La inteligencia artificial está revolucionando la creación de imágenes, pero cuando se trata de capturar la esencia de una persona o una escena, todavía hay una brecha insalvable entre lo generado y lo fotografiado. Decidí ponerla a prueba dándole un prompt detallado sobre cómo debería ser un retrato mío. El resultado fue, como era de esperarse, visualmente impactante, pulcro y perfectamente iluminado. Pero también fue genérico, una versión estilizada y sin historia de lo que supuestamente soy.
En la imagen creada por IA, el personaje que aparece es una interpretación, una figura calculada a partir de millones de referencias de otros retratos. La chaqueta militar con la palabra “PRESS”, la copa de martini, el cigarrillo en la mano… todo encaja con la estética de un corresponsal de guerra de película, pero nada en la imagen cuenta una historia real. No hay imperfecciones, no hay contexto, no hay vida más allá de lo que el algoritmo considera “correcto” para el concepto que le di.
Ahora, miremos la fotografía real. Es mi retrato, tomado con una cámara, con flash real, con cada arruga, cada reflejo y cada sombra resultado de la interacción de los elementos en el mundo físico. Es una imagen que existe porque alguien estuvo ahí para capturarla, porque hubo intención detrás de cada detalle, porque no es una combinación de referencias sin pasado ni futuro, sino un momento concreto que fue registrado por un fotógrafo de carne y hueso.
No se trata de demonizar la inteligencia artificial, sino de entender sus límites. La IA es una herramienta poderosa, sí, pero una imagen real siempre tendrá un peso distinto. Una fotografía captura lo que es; la IA, en cambio, solo sugiere lo que podría haber sido.
El problema no es que la IA reemplace la fotografía, sino que nos acostumbremos a consumir imágenes sin preguntarnos por su origen. Porque al final, lo importante no es solo lo que vemos, sino quién está detrás y en frente del lente y qué historia hay detrás de cada toma.
Fotografía Real vs. IA: ¿Puede la Inteligencia Artificial Superar a un Fotógrafo?
