Nuestra geografía está salpicada de pequeños pueblos que guardan la esencia misma de nuestra idiosincrasia. A solo una hora de viaje, con una cámara de bolsillo en mano y una ruta desconocida por delante, podemos adentrarnos en un mundo lleno de encanto y autenticidad. Estos pueblos cercanos no solo ofrecen paisajes pintorescos y vistas espectaculares, sino también historias por descubrir en cada esquina y personas cálidas que hacen palpable la cultura local. Cada fotografía capturada durante estos viajes no solo documenta la belleza natural de nuestros entornos, sino que también celebra la riqueza cultural y humana que yace en lo más profundo de nuestros pueblos.