Alrededor del año 2001, mientras estaba en la universidad, me encontré con una tarea de la clase de publicidad que me hizo pensar en cómo captar la atención de una manera única. Quería que mi proyecto se destacara, y eso me llevó a considerar el poder del retrato como herramienta principal. Fue entonces cuando surgió la idea de crear un contraste entre la imagen y el mensaje para hacer que la propuesta fuera más intrigante.
Después de investigar en los libros de bancos de imágenes de la biblioteca de mi casa (sí, en esa época aún se usaban libros), me di cuenta de que la clave estaba en la utilización de lo inesperado, de lo tragicómico de lo diferente y lo opuesto para llamar la atención. Fue entonces cuando encontré “El Arte De La Etiqueta” de Evelia Porto De Mejía. Pensé que sería impactante si alguien que, por creencias populares, no supiera de etiqueta, estuviera leyendo ese libro de etiqueta frente a una mesa lujosamente preparada. Parecía un contraste interesante y llamativo.
Así que junto a mi mejor amigo, fuimos al centro de la ciudad en busca del personaje adecuado para este concepto. Pero antes de que pudiéramos llegar al parqueadero, un habitante de la calle se acercó a pedir dinero. Claramente él se convirtió en el modelo perfecto para mi proyecto. Tomé mi confiable cámara Canon AE-1 con un rollo Kodak T-Max 400, improvisamos una sesión en plena calle del centro de Bogotá. Cada clic buscaba capturar la autenticidad de ese momento único.
Una vez finalizada la sesión, volvimos a mi casa para revelar el rollo en mi cuarto oscuro improvisado. La emoción y anticipación mientras veía las imágenes aparecer en el papel Kodak mate es algo que todavía recuerdo con cariño. Luego en PS se adhirió el texto que completaba el mensaje: A quién dirige su comunicación?
Esta imagen es más que una simple fotografía; es un recordatorio de cómo las circunstancias y la creatividad se unieron para dar vida a una idea fuera de lo común. Es una representación de cómo la fotografía puede capturar momentos espontáneos y auténticos, incluso en las circunstancias más inesperadas.